La comunicación en el trabajo tiene un impacto relevante en la experiencia, el compromiso y el bienestar de los empleados. Las organizaciones con culturas de comunicación transparentes disfrutan del beneficio de contar con colaboradores satisfechos.
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Una propuesta para enriquecer la comunicación al interior de una empresa consiste en adoptar el modelo de cultura basada en fortalezas. Un primer paso consiste en identificar cuáles son nuestras fortalezas en términos de comunicación y cómo estas determinan nuestra forma única de comunicarnos y procesar la información.
A continuación se ejemplifican las fortalezas comunicativas que con más frecuencia aparecen en las personas:
Comunicadores natos: Son personas con un talento excepcional para expresar sus pensamientos; son grandes conversadores.
Vinculación profunda: Estas personas disfrutan tener relaciones estrechas con los demás y pueden sostener conversaciones profundas, íntimas, una vez que han establecido un vínculo inicial.
Procesamiento de datos: Suelen ser personas inquisitivas y disfrutan la diversidad y complejidad del mundo.
Una vez que las personas del equipo identifican cuáles son sus fortalezas y cómo sacarles el mejor provecho, pueden ocuparse de pensar qué es lo que sus audiencias necesitan saber y de dónde viene, y qué información es indispensable compartir. Comprender esto lleva a crear mejores colaboraciones y objetivos de equipo más claros.
Un espacio idóneo para llevar a cabo este modelo son las reuniones de equipo, mientras discutimos quiénes somos y cómo vamos a operar.
Al aplicar a la comunicación el enfoque de la cultura basada en las fortalezas se crea una mayor conciencia del papel que cada uno de nosotros juega en la organización y cómo podemos inspirarnos capitalizando nuestro mejor potencial comunicativo.
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