Si a principios de 2020 alguien se hubiese sentado a escribir sobre tecnologías con potencial pero que nunca despegaron, posiblemente incluiría en la lista a los códigos QR.
Una década atrás, los códigos QR habían tenido su momento de más o menos estrellato. Su potencial en marketing digital era elevado y las empresas querían explotarlo.
Los beneficios que reportaban para las empresas eran incuestionables, pero los consumidores no acabaron aceptándolos. Fue una mezcla entre fallo de tecnología (tenías que descargarte una app para acceder a ellos) y apatía (no aportaba un beneficio claro a los consumidores).
En 2013, un estudio apuntaba que quienes usaban los códigos QR eran una minoría. Podrían haber aportado mucho, pero se quedaron en un ligero fiasco.
Si esto se estuviese escribiendo en enero de 2020, hasta incluso en marzo, ahí se hubiese quedado la historia de los códigos QR. Sin embargo, actualmente esto es muy diferente. La pandemia ha hecho que los códigos QR hayan revivido hasta el punto que todo el mundo se acabó acostumbrando a ellos.
El retorno
Su boom de vuelta arrancó con el confinamiento de 2020. Dado que las medidas de higiene y seguridad exigían reducir al mínimo el contacto, los restaurantes, bares y tiendas tuvieron que eliminar sus cartas.
Fue ahí donde los consumidores se reencontraron con los códigos QR y se tuvieron que acostumbrar a ellos.
Lo interesante no es únicamente que el código QR se popularizase, sino también que cambió su percepción. Si a este ese momento se veía como una especie de elemento poco importante y valioso, algo que estaba ahí pero no aportaba mucho, la crisis lo asentó como un elemento seguro y positivo. Era algo que generaba seguridad en el mundo contactless de la crisis del coronavirus. Lo era de forma figurada y de forma directa: escanear códigos ya no daba miedo.
Los especialistas en marketing alertan que los códigos QR, que han llegado por necesidad a las vidas de los consumidores, se pueden quedar para siempre y convertirse en una oportunidad muy buena para hacer marketing en el futuro.
Por qué las marcas ya no quieren perderlo
Como apuntan en un análisis de The New York Times, los consumidores los han adoptado más rápido que nunca y los mantienen en su uso. Los códigos QR están en todas partes (en todo tipo de negocio y en todo tipo de países) y se usan para muchas más cosas. No solo son el acceso al link para descargar la carta. Ya existen ejemplos en los que se integran en pagos móviles y otros en los que sirven para que los consumidores hagan sus pedidos sin tener que pasar por el personal de tienda/restaurante.
Su popularidad es arrolladora. Existen algunas voces críticas, que alertan de que su presencia y su potencial ha reducido la privacidad de la que disfrutamos en el mundo real, haciendo que sea más parecida a la que tenemos en el mundo digital. Sin embargo, no son las que más se oyen. Y, sin duda, no son las que están escuchando las empresas.
Como señalan en el Times, para las marcas y las empresas, los QR es algo que desean que se queden. Para las compañías han abierto la puerta a hacerse con muchos más datos de los consumidores y para conocer mucho mejor su actividad. Los QR amplían sus capacidades en analítica, tracking y segmentado de las audiencias, aportando más información sobre los consumidores y sus flujos.